Lloramos. Lloramos por tristeza, frustración, rechazo, risa, al bostezar, al cortar cebolla…a veces incluso sin saber muy bien por qué. Lloramos desde que nacemos hasta que morimos. Lloramos porque nos duele el cuerpo o el alma, el nuestro, el de un ser querido…a veces incluso el de alguien desconocido.Lloramos queriendo o sin querer.
Lloramos y algunas veces, muchas veces, las más de las veces, ni nos fijamos en nuestras lágrimas. Todo lo contrario que Rose Lynn Fisher, una fotógrafa estadounidense que, en un período de cambio personal, de grandes pérdidas y muchas lágrimas, decidió coger un microscopio y una cámara para acercar la ciencia al arte y ver si sus lágrimas del dolor eran diferentes a las lágrimas de felicidad.
Lágrimas de dolor
Lágrimas de reir hasta llorar
De ahí nació «La topografía de las lágrimas». Agua, proteínas, minerales, hormonas, enzimas…momentos efímeros que Rose Lynn Fisher capturó como si de un paisajes se tratase. Pequeñoso microcosmos de experiencias humanas.
Lágrimas de frustración
Lágrimas al recordar
Lágrimas de esperanza
Lágrimas de cambio
Podéis seguir el trabajo de Rose Lynn Fisher en su web y en Facebook .
Antes de que Egipto fuera Egipto, el sol creó el cielo y las aves que lo vuelan y creó el río Nilo y los peces que lo andan y dio vida verde a sus negras orillas, que se poblaron de plantas y de animales.
Entonces el sol, hacedor de vida, se sentó a contemplar su obra.
El sol sintió la profunda respiración del mundo recién nacido, que se abría ante sus ojos, y escuchó sus primeras voces.
Tanta hermosura dolía.
Las lágrimas del sol cayeron en tierra y se hicieron barro.
Y ese barro se hizo gente.
(De lágrimas somos · Eduardo Galeano)